“Tantas Almas” de Nicolás Rincón Gille: corrientes donde fluye la muerte

“…es su privilegio (el de la escritura) ayudar a que el hombre resista elevándole el corazón, recordándole el coraje y el honor y la esperanza y el orgullo y la compasión y la piedad y el sacrificio que han sido gloria del pasado”.
William Faulkner
 
No puede hacer nada José, al viejo pescador los paramilitares le mataron a sus hijos Dionisio y Rafael. Razones muchas, fábulas de poder que dejan en el olvido lo sagrado, a donde el dolor de un padre se desata mientras vuelve para buscar a sus hijos en el río, para recuperar sus cuerpos, “para que sus almas no queden vagando” porque el río ya no abraza, porque dejó de ser, por culpa de la guerra, el lugar donde fluye la vida. Ahora es el lugar de la muerte.
 

tantas almas pelicula colombiana nicolas rincon guille analisis critica reseña

Ríos que se llevan los cuerpos

Una búsqueda que va al encuentro de tantas almas que no están, que llegan con sus recuerdos o sus realidades de pena, que no descansan, quizá porque quedan en el limbo con rabia y dolor por sus vidas truncadas. Situación que no ha cambiado, que se vuelve vigente en documentos y estadísticas. Somos aún el primer país en el mundo donde asesinan más líderes sociales. Fotografía particular de nuestro drama actual, en realidad la tragedia griega de un país a quien el poder le desaparece su gente, mientras el gobierno de turno repite un discurso: “más policías para líderes sociales y ambientales” solución sin rubor, que sabe que no impedirá más muertes.
 
Y el río le habla a José y así encuentra primero a Dionisio, lo deja en la tierra con promesa de volver mientras incumple el mandato de uno de los ejércitos que los cercan. Ahora es el paramilitar que dicta su decálogo: “es un delito sacar los cuerpos del río”. Es la memoria que debe quedar, renunciar al olvido mientras el miedo fluye y su grito se escucha. Corriente que lo lleva sin fortuna a Rafael, para quien debe inventarse un ritual: saca de una tumba un brazo, le quita varios dedos para que se parezca a Rafael, ya no importa el cuerpo real, quizá porque en su creencia y duelo así se redimen otras almas y la propia de él. Porque a estas alturas el cuerpo ya no importa, es el alma doliente que se mete en el río para volver a su casa con la misión cumplida, encontró a sus hijos muertos, halló sus cuerpos, cuya memoria deja en paz y redime en el agua.
 
tantas almas pelicula colombiana nicolas rincon guille reseña
 
Es el agua a la que regresa José, el actor natural de la película de Rincón Guille, con sello evidente de su documental previo “El abrazo del río”, donde muestra el río como sujeto que recoge, fija y deja en la memoria historia, de gente común. Memoria a la que el periodismo común solo le dejó unas líneas, la mayoría de las veces de la muerte, no de su historia de rescate, ni mucho menos el vuelo de una identidad perdida que se reconoce en el espejo del río. Corriente que con su agua limpia su pasado y lo lanza en nueva bitácora a encontrar un destino, como el de tantas almas, que en su deriva actual no se reconocen en ese proyecto de vida que bajo el paradigma oficial le dice “dominaras el mundo y lo explotarás”. Almas que saben que ahora son otros tiempos, momentos en que la naturaleza sufre y nos envía señales de su peligro de subsistencia.
 
tantas almas analisis pelicula colombiana nicolas rincon guille

El agua que se lleva tantas almas

Arley, el actor natural que interpreta a José, se desenvuelve en su mundo natural donde se reconoció como otro, faceta en donde una nueva apariencia de su identidad aparece. Actor natural y actor de ficción, revelación de circunstancias reales, de un abrazo del río que les dejó su alma. La memoria en silencio es la fotografía de una nación que se ve con vergüenza y esperanza en la naturaleza, que es testigo de su codicia y su llama oscura. Imágenes que revelan un eco y una luz en las cuales la ilusión de la vida se funde, en el agua de un río, con la realidad de un discurso oficial que mata y no quiere paz. Esa agua que se lleva tantas almas en un río que quizá les acabe el dolor inmenso de haber muerto sin sentido.
 
AGUA
Me habla y trae su paz
me deja su son de memoria
territorio sagrado se rompe
espíritu real macabro
cuando el rio se vuelve
un cementerio prohibido
donde no es permitido
hacer tu duelo
quedan las almas
historia dura desaparición
forzada queda
el agua y su dolor.
 
Me lleva a mi presencia de hoy
de gritos atorados de dolor
de indiferencia de los gobiernos
silencio y discurso sin solución
sin interés de parar la muerte
quizá porque sabe del interés
que hay en asesinar la naturaleza
por la explotación de un negocio
donde el río ya nunca más abraza
nos deja es el silencio de muerte
memoria replicada en la desaparición
naturaleza forzada a callar.
 
Enrique Echeverría Ovalle

Abogado. Magister en Creación Literaria, Universidad Central. Ha publicado el poemario "Estaciones".

Medios